Cuatro clásicos, cuatro triunfos, cuatro trajes distintos

La superioridad blaugrana

Siempre arriesgado, divertido y goleador, este Barça fue también competitivo y letal en sus duelos contra el Real Madrid

FOTO ALEX GARCIA ALEGRIA DE LAMINE YAMAL EN EL PARTIDO DE LIGA FC BARCELONA 4- REAL MADRID 3 EN EL ESTADI LLUIS COMPANYS 2025/05/11

Olmo salta por encima de Lamine Yamal y Gavi en la celebración del gol de Fermín, que era el quinto y no subió al marcador 

Àlex Garcia

La temporada del Barcelona es de sobresaliente, con dos títulos ya conquistados (Supercopa y Copa) y con el campeonato de Liga a tiro, con el prestigio recuperado en Europa, gracias a su fútbol divertido y un proyecto ilusionante repleto de jugadores jóvenes, a las órdenes de Hansi Flick. Pero hay un aspecto que debería hacer subir esa nota, que es el pleno de victorias en los cuatro clásicos contra el Real Madrid. En su día, Joan Laporta llegó a asegurar que consideraba el 2-6 del Bernabéu, resultado histórico, como otro título extra al triplete del 2009 con Guardiola. Cuatro veces se han enfrentado los blaugrana a los blancos y siempre han salido airosos. Han sido cuatro golpes sobre la mesa, sobre todo porque han sido claves en la conquista de trofeos: dos finales y dos triunfos contra el que es tu máximo rival y perseguidor en el torneo de la regularidad.

Todos los equipos tratan al Madrid con sumo respeto cuando se ven las caras y este Barça les juega sin miedo, desacomplejado, con descaro y confianza, a pesar de ser estar comandado por algunos chavales como Lamine Yamal y Cubarsí, que juegan como si estuvieran en el patio de la escuela.

En tres de los cuatro clásicos, el Madrid ha ido por delante y no ha tardado mucho el Barça en igualarle la contienda. No le ha importado las bajas: Iñaki Peña jugó bajo palos en el Bernabéu, Gerard Martín fue titular en Sevilla y en Montjuïc, donde también entró Eric Garcia en la banda derecha. El equipo blaugrana se sobrepuso a la expulsión de Szczesny en la Supercopa y no notó el inconveniente de tener que realizar sustituciones sobre la marcha por la lesión de Iñigo en Yida y por el malestar de Cubarsí en Montjuïc, donde quiso jugar y aguantó casi una hora en el campo a pesar de tener un virus estomacal.

La motivación de ganar a su némesis, la ambición por levantar copas y la oportunidad de asestar una puñalada a las aspiraciones de los blancos galácticos han podido más que el cansancio de una prórroga y que la desilusión de quedar fuera en Milán de la Champions tras otros 120 minutos, mientras que el Madrid disfrutaba de una semana limpia.

“No pueden con nosotros este año”, le dijo Lamine Yamal a Araújo antes de la final de la Copa del Rey. Se confirmó en Sevilla... y el domingo. Para cada una de las cuatro victorias el Barcelona se ha puesto un traje distinto.

0-4 en el Bernabéu

La trampa del fuera de juego

Flick sorprende al Real Madrid con la arriesgada táctica de adelantar muchísimo la defensa y tirar la línea para evitar los desmarques de los veloces delanteros madridistas. El Barça aprovecha al máximo el VAR y la tecnología del fuera de juego semiautomático para detectar las posiciones adelantadas. Hasta 12 veces pica el Madrid (13 en total en los tres clásicos siguientes), ocho de Mbappé, que acaba desquiciado. En la segunda parte, con la entrada de De Jong en el descanso, el tridente machaca tras dos goles muy seguidos de Lewandowski (54 y 56). La impotencia local ante el juego visitante es tal que se escuchan insultos racistas desde la grada hacia Lamine y Raphinha.

2-5 en la Supercopa

Un martillo en la primera parte

El Madrid se adelanta enseguida, como en el 2024, y el plan no puede ser mejor para que jueguen a la contra. Pero el Barça no se derrumba y completa una primera parte descomunal con cuatro goles en media hora y uno nada más salir de la caseta. Lamine Yamal abre el camino de la remontada con un gol de crack. Después, tras la roja a Szczesny, los blaugrana juegan media hora con un jugador menos pero no le hacen cosquillas.

3-2 en la Copa del Rey

Una determinación inquebrantable en una final

Once años después, se vuelven a encontrar en una final de Copa. El Barça perdona en la primera parte y encaja el 1-2 a falta de 13 minutos. Lejos de rendirse, se va a por el partido. Lamine Yamal no quiere perder y nadie baja los brazos. Ferran marca en el 84 y en la prórroga Fermín, Cubarsí, Gavi y Eric juegan con una personalidad espectacular, como si lo hubieran hecho toda la vida (repetimos: una prórroga en una final ante el Madrid) hasta que Koundé marca y da el trofeo al Barça.

4-3 en Montjuïc

Nada detiene ni descentra al líder

Nada es nada. Nada es una reciente cruel salida de la Champions. Nada es ir perdiendo 0-2. Nada es una posible falta en el origen del 0-2. Nada es poder perder la ventaja en la Liga. El Barcelona recibe un golpe anímico con el doblete de Mbappé, pero no se inmuta. Sigue jugando como ha hecho todo el curso, alegre pero muy competitivo. Y se saca de la chistera una remontada todavía más bestia que las de Yida y La Cartuja. Lamine, a los 17 años, ha marcado en tres partidos a los blancos. Raphinha ha batido cinco veces a sus porteros. En la segunda parte, Hernández Hernández deja sin un penalti a favor al Barça y a Fermín sin un gol, que pudo ser el quinto y que hizo que el resultado fuese ajustado y no justo. Ni el arbitraje descentra ni detiene al líder, que da un golpe casi definitivo a La Liga.

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